Sunday 19 August 2012

Chaim Rumkovski

La historia del gueto de Lodz no es obvia ni comparable con la del resto de guetos creados por los nazis en toda Europa. Tampoco lo es la de Chaim Rumkovski: nombrado Älteste (líder) del Judenrat (Consejo Judío) por los nazis para organizar la vida en el gueto de Lodz.

Rumkovski adoptó desde el principio una posición inequívoca. Cumplir a rajatabla las órdenes nazis bajo la premisa de que si él no las cumplía, los nazis mismos se encargarían de ejecutarlas con mayor brutalidad. Poco a poco el ejercicio de dichos poderes hace que se convierta en una suerte de dictador dentro de su propia prisión.

Sin embargo, aún hoy sigue abierto el debate sobre si Rumkovski fue villano o héroe controvertido para su pueblo. Hombre de gran destreza política y capacidad organizativa, ideó un plan con el que pretendía salvar a los habitantes del gueto prolongando la existencia del mismo.

El 5 de abril de 1940 Rumkovski pide materiales a los nazis para industrializar el gueto de Lodz con la esperanza de convertir a su comunidad en indispensable para los nazis. Ofrece mano de obra barata al servicio del regimen. El gueto de Lodz pronto se convierte en un centro industrial que fabrica ropa, calzado e incluso armas para el ejercito ocupante. Esto le permite lograr algo que no ocurre en ningún otro gueto de Europa:  se crean escuelas, centros culturales e incluso religiosos. Rumkovski está convencido de que el interés económico que los nazis tienen en el gueto será razón suficiente para mantener viva a su población. Sin embargo es incapaz de ver que para los nazis es más importante acabar con las vidas de los judíos que la rentabilidad económica del gueto. 

En otoño de 1941 llegan al gueto 5.000 gitanos y otros 20.000 deportados judíos. Llegan de Europa aún con sus vestidos, sombreros y bolsos a un infierno donde el hacinamiento obliga a convivir hasta 10 y 12 personas por habitación. Por las calles desfilan esqueletos.

Ya en la primavera del mismo año los trabajadores habían comenzado a sublevarse. Los alemanes pagan cada vez con menos comida el trabajo del gueto de Lodz y las exigencias de producción son mayores. Rumkovski no duda en frenar con violencia las revueltas. Hace suyo aquello que reza a la entrada de los campos de exterminio: Arbeit macht frei (el trabajo os hará libres).  Se aferra a la idea de que solo doblegándose a los imperativos del opresor será posible sobrevivir.

El 20 de enero de 1942 tiene lugar la conferencia de Wannsee a las afueras de Berlín para decidir en qué va a consistir 'la solución final'. Al enterarse de en qué consiste dicha solución y la naturaleza de los 'reasentamientos en el este' el líder del Judenrat de Varsovia se suicida. Rumkovski por el contrario permanece en su puesto y comienza a ejecutar deportaciones. En agosto del mismo año recibe la orden de deshacerse de la población que 'lastra' la producción del gueto: niños, ancianos y enfermos. Su discurso al gueto se cita en ocasiones como paradigma del drama del holocausto y probablemente sea el documento que mejor resume la figura Rumkovski.

Dádme a vuestros niños

El gueto ha recibido un duro golpe. Nos piden aquello que más queremos, a nuestros niños y ancianos. Yo no tuve la suerte de tener un hijo y por lo tanto dediqué los mejores años de mi vida a los niños. Viví y respiré juntos a los niños. Yo nunca me imaginé que mis propias manos se verían forzadas a hacer este sacrificio en el altar. En mi vejez me veo obligado a extender las manos y mendigar: ¡"Hermanos y hermanas, dádmelos a mí! - ¡Padres y madres, dadme vuestros niños ..” (amargos sollozos sacuden al público reunido) ... Ayer, en el curso del día, recibí la orden de enviar a más de 20.000 judíos del gueto, y si no lo hago ellos me dijeron – "nosotros mismos lo haremos". La pregunta fue: ¿"Debíamos haber aceptado esta orden y llevarla a cabo nosotros mismos, o debíamos dejárselo a otros?" Pero puesto que nos guiaba la idea de no “¿cuántos se perderán?” sino de ¿cuántos pueden ser salvados?", llegamos a la conclusión – los más cercanos a mi trabajo y yo mismo – que por difícil que sea, debemos aceptar esta carga y llevar a cabo esta orden. ¡Debo llevar a cabo esta operación difícil y sangrienta, debo cortar miembros para salvar el cuerpo! Debo entregar a los niños, y si no lo hago, los otros se los llevarán igual, Dios prohibe... (terribles gemidos).

Hoy yo no puedo consolaros. Ni vine para consolaros sino para mostraros todo el dolor y toda la pena. He venido como un ladrón, para quitaros lo que es más querido en vuestro corazón. He hecho todo lo que he sabido para anular esta amarga sentencia. Al no poder cancelarla he hecho todo lo posible para aligerarla. Sólo ayer ordené que se registrase a todos los niños de nueve años. Quise salvar por lo menos un año – a los niños de nueve a diez, pero ellos no cedieron. Conseguí una cosa – salvar a los niños de más de diez años. Que sea éste el consuelo de nuestra gran pena.

Hay muchas personas en este gueto que sufren tuberculosis, cuyos días o quizás semanas pueden contarse. No lo sé, quizás esto sea un plan satánico, y quizás no, pero yo no puedo parar de pensar: "Dadme a esta gente enferma y quizás será posible salvar al sano en su lugar." Sé cuán precioso es cada uno de estos enfermos en su hogar, y especialmente entre judíos. Pero en tiempos en los que se emiten tales decretos uno debe sopesar y medir quien se debe salvar, quien se puede salvar y quien no se puede salvar.

El sentido común nos dice que los que deben ser salvados son aquellos que pueden ser salvados y tienen una oportunidad siendo salvados y no ésos para los que no hay la posibilidad de salvarse en ningún caso ...



El gueto de Lodz fue el último en Europa del Este en ser liquidado. Si bien tan solo unas 900 personas sobrevivieron dentro del mismo, unos 7000 habitantes vivieron el final de la guerra y reconocen en ello el papel fundamental de Rumkovski. Otros solo ven en él una figura que se aferró al poder para salvar su vida a costa de su propio pueblo.


Aunque hay dudas al respecto, se dice que Rumkovski fue enviado a Auschwitz y allí murió asesinado el 28 de agosto de 1944 a manos de los propios judíos.