Me pide el
autor de este blog que hable de algo que últimamente suena como uno de los
bálsamos para restañar las heridas de nuestra maltrecha economía. Se trata de lo
que se ha dado en llamar El banco malo porque como todos sabemos
los bancos, hasta hoy, se dividen en dos categorías: buenos y muy buenos. De
eso ya ha platicado nuestro futuro Presidente de Gobierno con los banqueros del
país, y aunque parece haber división de opiniones, las hay más a favor que en contra. Esto no
es algo nuevo ni ideado por los cerebros nacionales. Ya en Suecia, en los años
noventa, se creó un banco malo para absorber los activos tóxicos (préstamos
incobrables) de dos bancos que se habían pasado prestando. En fecha más
cercana, en septiembre de 2009, se creó también en Irlanda la National Asset
Management Agency, con el objetivo de recoger la cartera de inmuebles de los
cinco grandes bancos del país y gestionar la venta de dichos inmuebles.
¿Cómo
funcionaría este invento? Pues el mencionado banco malo, se
denomina así porque sería el encargado de comprar toda la cartera de préstamos
problemáticos a los bancos y cajas que actualmente los tienen en sus balances,
siendo la cifra total estimada 176.000 millones de euros. Esa cifra se compone
en su mayor parte de préstamos concedidos a promotoras inmobiliarias que no han
vendido su producto (pisos y locales comerciales), y también de aquellos pisos
que las entidades han recogido de particulares que no han podido pagar sus
préstamos, vía deshaucios y daciones en pago (esta última figura es la salida
que tienes cuando no puedes pagar: toma la casa y déjame tranquilo). Ahora bien, si
dividimos los 176.000 millones de euros entre 120.000 euros que es el
importe medio de una hipoteca, nos da un resultado de 1.466.000:
aproximadamente el número de viviendas por vender. En este país donde las
necesidades anuales no pasan de 300.000 (200.000 bodas y 100.000
separaciones-divorcios), estaríamos hablando de 5 años para distribuir el stock si no se construyera más o se diera otro boom.
Volviendo al
banco malo... Como es natural si éste compra algo, aunque sea malo, tendrá que pagarlo,
y en esa operación donde entramos los demás. La forma de pagar puede ser emitiendo
unos títulos (bonos) propios que, al tratarse de una entidad poco fiable, deberán
llevar el aval del Estado (o sea, de nosotros). Para los vendedores, gran
negocio: se quitan la morralla y cobran con la garantía del Estado.
La otra puerta
por la que entramos en esta operación es la siguiente: nuestro banco malo (ya es como de
la familia) puede que bueno no sea pero tonto tampoco. Es decir, va a
comprar toda esa mierda, con perdón, y la va a pagar a precios mucho
más bajos de lo que están contabilizados en los balances de los bancos y cajas
vendedores. Por este motivo esos bancos y cajas se verán forzados a equilibrar
dichos balances para no ser llamados al orden por la autoridad competente,
léase Banco de España, que es el supervisor del Sistema Financiero. Acudirán
pues al Estado a pedirle ayuda: recapitalización, fondos, etc. y
nuevamente nos llamarán a la puerta para que hagamos unas jornadas solidarias y
vía recortes, subidas en la declaración IRPF o incrementos del IVA y otras
tasas, ayudemos a ajustar las cuentas de nuestros amados bancos y cajas. Una vez
conseguido esto, estarán en disposición de volver a prestar y reactivar la
economía de este país porque habrán soltado el lastre que desde hace
meses les impide atender las solicitudes de particulares y empresas
Visto así,
para ellos es buenísimo nuestro banco malo. No entiendo por qué hay
banqueros que se oponen a su creación: supongo que son los que piensan que si
no se crea, cada uno se tendrá que comer su marrón. Y es que en algunas entidades el
marrón es tan gordo que puede llegar a explotarles y en este mercado
salvaje, un competidor menos es una oportunidad de negocio más.
Paterkovas
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